D de dinosaurio
Escrito por Miguel Ángel Paniagua Escudero, jueves 12 de junio de 2014 , 23:16 hs , en Animación a la lectura

Sabemos hoy que las aves son los mismos dinosaurios de los periodos Cretáceo y Jurásico, si bien algo cambiadillos; pero siempre que se menciona este grupo paleontológico uno piensa en unos pedazos de bichos con cara de lagarto, como corresponde a la etimología de la palabra (dino-saurio= tremendo lagarto); en definitiva, para todos presentan siempre una imagen bastante clara para ser algo que nunca jamás nadie vio. Las piedras con forma de hueso que los precientíficos del siglo XVIII encontraban en sus excavaciones fueron consideradas bocetos que el Creador hacía en piedra, sin darles la vida por no considerarlas de la perfección suficiente, de manera que, cuando se fue sabiendo que estos animales tuvieron vida en algún momento, se les puso cara, y luego tamaño, y color, y hasta mal carácter; pero, sobre todo, tamaño, como el de una especie de titanosaurio (el mayor hasta hoy, con 80 toneladas) cuyo fósil fue descubierto el pasado mes de mayo en Patagonia.

En narrativa hispana, la palabra dinosaurio equivale a microrrelato, al más famoso de todos, escrito por el guatemalteco Augusto Monterroso, mago vago al que recordamos en V de vaca, y que dice así:

 



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