L de liebre y Lewis Carroll
Escrito por Miguel Ángel Paniagua Escudero, martes 15 de abril de 2014 , 20:37 hs , en Animación a la lectura

El otro día iba por un camino que atraviesa un campo de cereal cuando lo cruzó una liebre ibérica (Lepus granatensis) con la gracia veloz y explosiva que siempre asombra a quien la contempla, pero sin que se apreciara nada que la hiciera huir. Como estábamos en marzo, pensé que ese comportamiento era debido al periodo de celo que sufren o disfrutan en esta época y que las vuelve más que un poco locas; de hecho, son conocidas las violentas peleas entre los machos, que incluyen combates de boxeo bastante curiosos.

Por ello, la Liebre de marzo es el animal más loco de la historia más llena de seres enloquecidos que haya dado la literatura: la suma de Alicia en el País de las maravillas y A través del espejo, de Lewis Carroll. En realidad, bien podría haber elegido a la Morsa, la Oruga, el Conejo blanco, el Gato de Cheshire (bueno, de este se hablará en otro momento), las Ostras, el Dodo, las Langostas, el Jabberwocky, el Lirón, el Grifo, el Ratón, la Tortuga de pega, el Cerdo-bebé... todos estaban locos, como lo estaba para Carroll la sociedad victoriana retratada en su obra. La Liebre, en caótico acuerdo con el Sombrerero, en el capítulo A Mad Tea Party, siempre hace inclinar el sentido de lo enunciado hacia donde ella quiere, de manera que uno de los rectos sentidos siempre conduzca a un mensaje absurdo. “Toma más té”, ofrece a Alicia, que responde: “No puedo tomar más té porque no he tomado nada”. Pero para la Liebre, “lo que no puedes tomar es menos; siempre es más fácil tomár más que menos”. Poner el enfoque sobre las debilidades de la semántica humana es una forma pirata de ingenio, desenmascarada por la Pragmática lingüística.



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